miércoles, 22 de junio de 2011

Paella con sex-appeal, la mise en place...

Sex-appeal, "atractivo físico y sexual de una persona" es la definición de alguien en la red.
Me gusta más otra hoja que lo define como " el grado de proyección sensual de una persona, que la hace atractiva para los demás a nivel físico o psicológico."
Nosotros acuñamos no hace mucho, en alguno de nuestras notas, el concepto de "gastro-appeal" como ese atributo del que carecia totalmente (y va a peor) la cocina "tecno emocional", así llamada por algun que otro busca-tendencias.
De cualquier manera, regresemos y atendamos la llamada del sexo, con inmediatez, como Dustin Hofman, (que a la pregunta sobre si piensa a menudo con él, contesta que no, que sola mente una vez cada siete segundos).
El sex appeal, la llamada más o menos atávica, mas o menos cultivada.
Para la gente joven, la recuerdo con la misma insistencia y machaconería con la que suenan los equipos de música de ese "Ibiza" orteramente tuneado, con el que los mayores solo coincidimos en los semaforos y que llenos de crestas engominadas vibran al bom bom del bacalao de turno.
Con la plenitud la música es otra, boleros para la mayoria y arias para unos pocos.
En mi caso, de incipiente madurez, me hace pensar más en aquel peliculón de mi infancia del que solo recuerdo el título "Tambores lejanos" y que empieza a producirme casi el mismo respeto y atrativo por lo exótico.
Pero bueno, ..."aquí hemos venido para hablar de paellas" y a eso vamos.
La historia de esta en concreto comienza en un ambulatorio, en el que constatan que el tren de estresada vida que me gasto no es gratis y que la tensión arterial se me ha disparado, a pesar de la pastilla que por prescripcion vengo tomado desde hace tres años.
No es más grave de lo que aparenta, pero hay que tomarselo en serio pues la cansina crisis, "procedente del norte y reinante en toda España" (como en los tiempos de "la codorniz") aún no ha llegado a hacerme desear las consecuencias de ignorar tales señales.
Y esto, irremisiblemente nos ha llevado a reconsiderar que podemos hacer al caso, que no es otra cosa, que revisar nuestra dieta en sentido amplio, como estilo de vida, alimentación, ejercicio, ocio, descanso etc. (me encanta constatar que no he mencionado el trabajo).
Lo primero que he hecho ha sido empezar a ordenar la información que sobre buena vida tengo entre mis libros y entre ellos, cual semáforo en verde, me ha llamado la atención la obra de los doctores Robert Fried y Lynn Edlen-Nezin, cuyo subtítulo es "Placer sin aditivos ni conservantes"
Y es que la obra empieza así:
"En 1990 me diagnosticron taquicardia aguada e hipertensión, dolencias comunes en mi familia. Muy prudente mi médico me recetó medicamentos para hacer disminuir mis latidos y para reducir mi tensión, y enseguida supe lo que eran los efectos secundarios adversos (muchos de estos farmacos propician la disfunción erectil)... Y desde luego !no me conformaría¡ Despues de todo, solo tenía cincuenta y cinco años".
Yo habia escrito en su día, al margen, hace ya un tiempo: " a mi a los 62".
Mañana, es un decir, continuaremos con la lista de ingredientes necesarios para una paella con sex-appeal., justo depues de los anuncios, como en el salvame.

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