lunes, 20 de junio de 2011

Lo mejor del mundo, la mejor del mundo, el mejor del mundo...

Se les llena la boca con estas exclamaciones llenas de falta de matices, osea carentes de los mismos.
Con el tiempo y el abuso de las mismas, debo de reconocer que, cada vez que leo o escucho a una de esas mentes claritas recitarlas respecto a un tomate, una película, o un vino, me debato entre la inocente envidia por el candor y el inevitable salpuyido por la memez.
En tales ocasiones me salva el humor el acordarme de un ilustrativo anecdota que nos aconteció en el comedor de nuestro restaurante "Norberto" de Oslo (Noruega), a finales de los setenta, en ocasion de una visita de formación de nuestro amigo Dominique Touloussi de Toulouse donde regentaba Les Jardin de l´Opera con sus dos esparraguitos en la Guia Michelin.
La visita empezo una mañana con la entrada de Dominique en nuestras cocinas, elegantemente vestido con su blaser azul marino y sus pantalones de franela, rápidamente se gano el despecho de mi equipo que, al verlo así, concluyeron que aquel venia a hacerlos currar y luego salir él conmigo a repartirnos los aplausos.
Dejo una ordenes dadas para cuando él llegara un par de horas mas tarde despues de instalarse el y su mujer en el hotel.
Cuando se puso de blanco vio, para mi vergüenza, que nada de lo pedido estaba en marcha.
Sin dilación se puso a currar y al poco se invirtió la actitud de mis colaboradores, que se dieron cuenta enseguida que, caso de necesidad, podia apañarse sin su ayuda y que además, de seguir con esa actitud, se iban a perder una ocasión de oro de aprender con un verdadero maestro.
A las dos o tres horas habiamos conseguido tener lista la mise en place de dos otres entradas, igual número de pescados carnes y postres, entre ellos un increible milhojas de verdad y cosas por el estilo, trabajosa y delicadas en extremo.
A la hora del servicio, nuestra mas exigente y francofila clienta, la señora Haugen, la esposa del importador de Mercedes Benz en Noruega, le preguntó con suficiencia y en francés, ... no, no... dígame usted cual de sus platos es el mejor, a lo que Dominique con mucha seguridad respondió : "Madame, aucune c´est le meilleur, tous son differents" osea se Cara mia, ninguno es el mejor todos son diferentes (traducción libre del que firma).
! Hostis, que obsesión por el mejor del mundo ¡ , parece que no han pasado de la etapa de "mi papa es mas fuerte que el tuyo". son como niños y van de marca tendencias.
Tal vez lo que pretenden es darse bombo, ya que si soy capaz de enjuiciar este como el mejor del mundo, es por que los he probado todos los demás y me erijo en ajustado fiel de la balanza de la excelencia. Menos lobos caperucita ¡
Norbesaludos

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